domingo, 13 de febrero de 2011

Carta a un amigo

Photography by Love2B


            Sé que siempre decimos, y en realidad es verdad, que no hay nadie imprescindible en nuestras vidas. Tenemos que concienciarnos de que la única persona necesaria en nuestra vida somos nosotros mismos, supongo que para cuando llegue el momento de decir adiós, sepamos que vamos a seguir viviendo.

            Aunque soy consciente de ello, en estos últimos tres meses mi vida ha cambiado de una manera increíble e insospechable. No sólo se dan cuenta los demás de que soy otra, de que sonrío sin motivo alguno, de que soy feliz, yo misma me doy cuenta de ello. Ha sido un cambio tan radical después de estos dos últimos años y medio, que es una sensación nueva para mí, y ojalá no se acabe nunca.

            Mis amigos de siempre están ahí, pero hay personas nuevas que me han enseñado un nuevo mundo, que se preocupan por mi y que me quieren, y ellos saben que yo siento lo mismo. A, M, H, M, J.

            Y aunque todos son especiales, hoy quiero dedicarle esta entrada a mi querido Miguel. Nuestra relación es muy intensa, y me llena de vida de una manera que creo que nadie ha conseguido hacerlo.

Nuestros desayunos diarios, donde es verte aparecer, y una sonrisa se dibuja en mi rostro, aunque haya pasado la peor noche del mundo, aunque no tenga ganas de sonreír. Nuestros besos y abrazos, nuestras risas, nuestras bromas. Aunque bromeemos con que eres mi padre putativo, es más que eso. Eres mi amigo, mi apoyo, y sabes de sobra que te quiero muchísimo. Me aportas tantas cosas que no sé por donde empezar, pero lo que sí sé, a ciencia cierta, es que pase lo que pase, estemos donde estemos, nunca voy a poder olvidarte.

Siempre sabes sacarme una sonrisa, y cuando me abrazas siento que mis problemas ya no son tan graves, porque te tengo a ti. Te ríes cuando te digo que tengo Miguelitis, pero es cierto. Te has convertido en un pilar fundamental en mi vida, sino te veo un día ya lo paso mal porque eres mis vitaminas diarias, el chute de energía que necesito para comenzar la jornada.

Sé que a veces soy una pesada con mis besos y abrazos, pero lo hago de corazón porque quiero demostrarte que te quiero y que eres muy especial para mí. Soy tu pelusa como tú me llamas. Soy muy cariñosa, cosa que se me ve, pero siempre me he dicho a mi misma, que quiero demostrar a los demás que les quiero, porque no sé donde estaré mañana, y como no lo sé, quiero que mis sentimientos queden claros y que no haya dudas de lo que siento.

Gracias, gracias por enseñarme a sonreír diariamente, porque sabes que hacía tiempo que no lo hacía. Gracias por darme tu cariño, por preocuparte por mí, por contarme tus anécdotas, pero sobre todo, gracias por compartir conmigo tantos momentos, que te juro que no voy a poder olvidar. Gracias por enseñarme de nuevo a vivir.

Amigos para siempre, te lo prometo.

martes, 1 de febrero de 2011

Empezar de cero

Photography by Hendro

De repente te encuentras con que tu vida ha cambiado en una semana sin tiempo casi para asimilarlo. Hace apenas dos semanas me encontraba llorando por él sin poder evitarlo, y cuando más tranquila estaba, apareces tú y envuelves mi vida de sonrisas y alegrías.

Es un sueño. Ese sueño que creí que nunca más volvería a sentir, ese sueño con el que tantas veces soñaba y creía que no volvería a sentir. Pero lo estoy viviendo, sonriendo, disfrutando de cada momento sin pensar en el mañana. Porque no hay un mañana, hay un hoy compartido, donde lo más cercano es el fin de semana.

No puedo dejar de sonreír y me siento tan bien que creo que es imposible sentirse así. Pero también tengo miedo, miedo a sufrir y a volver a pasarlo mal, pero sé que no tengo que pensarlo, que tengo que dejarme llevar y disfrutar de cada segundo, porque de nada me servirá preocuparme por algo que quiera o no va a pasar, tanto para bien como para mal.

Y es cierto, aparece cuando menos te lo esperas, cuando estás centrada en otra cosa. ¿Sabes lo que es volver a estar ilusionada? ¿Volver a creer en mí? Después de tanto sufrimiento, perdí mi autoestima, mi seguridad, pero he comenzado una nueva etapa, donde tú me estás ayudando a creerme lo que soy.

No soy más que nadie, ni menos, solamente soy esa chica que cuando te ve, siente mariposas en el estómago y está deseando robarte un beso o quizás dos.