No me preguntes cómo pero lo he conseguido. Puede que tus palabras del otro día me quitasen la venda de los ojos, o puede que después de tanto sufrir, haya conseguido saber parar a tiempo los sentimientos cuando no llevan a ninguna parte.
Es cierto que todavía sigues en mi cabeza, ¿cómo sacarte de ella en tan poco tiempo? Pero consigo que no estés en mi corazón, o al menos no de esa manera en la que estabas presente.
Y no es que las cosas hayan cambiado, he sido yo la que lo ha hecho. No puedo luchar por algo yo sola, no puedo creer en tus palabras de una noche, cuando a quien amas es a otra. He sentido algo muy bonito por ti, sí, pero no quiero que nadie más juegue conmigo, porque no te merezcas a alguien como yo, no es que yo no sea para ti. Sin apenas conocerte te lo he dado todo, y tú has ido cerrando la puerta poco a poco.
Y lo mejor de todo es que estoy bien. Me encuentro perfectamente porque sé que no eres para mí, pero eso no supone una tristeza. No sabemos valorarnos lo suficiente, pero estoy aprendiendo a hacerlo. Me merezco alguien que me quiera por completo, que quiera compartir su vida conmigo, que solamente esté yo en sus pensamientos. Y tú no eres él, pero no me importa, porque sé que algún día llegará, y ese día, me entregaré por completo, dándole lo que tú, no has sabido valorar.
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