Si ayer tenía ganas de llorar, hoy las triplico. Espero que un abrazo y tu compañía sirvan para apaciguar estas ganas de llorar que me hacen sentirme tan mal.
Podría decirte mil motivos por mi estado, pero en realidad, no sé por cuál de todos estoy así.
Abrázame y deja que me desahogue, porque sólo tú harás que mi corazón deje al menos, durante unos minutos, de sangrar.
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