viernes, 10 de diciembre de 2010

The hope


        
         No quiero que me dejes. No quiero que todo lo que estamos viviendo se acabe. No puedo imaginarme vivir sin ti, sin tu sonrisa cuando me miras, sin tus te quieros al despertar. Parece que todo está en nuestra contra, que no podemos luchar para estar juntos.
         ¿Recuerdas nuestro primer beso? Fue en el hotel volviendo de cenar con nuestros amigos. Me acompañaste a mi habitación y al despedirnos me besaste. Nunca podré olvidar aquel primer beso, aquel primer contacto con tus labios.
         ¿Y nuestra primera vez? Fue increíble. En aquella casa rural tras una noche de fiesta. Recuerdo tus manos deslizándose por mi cuerpo, tu aliento sobre mi piel haciendo que el vello se me erizase.
         Recuerdo cuando empezamos a salir oficialmente. La felicidad compartida, las miradas cómplices, los besos ardientes. Han pasado tres meses y en parte me parece que ha pasado toda una vida, y por otra, que llevamos muy poco tiempo juntos, que nos queda mucho por vivir.
         Y aquí estoy. En esta habitación del hospital sentada en tu cama. Observando los cables y los tubos que salen de tu cuerpo. Duermes. Y no sé si oyes todo lo que te estoy diciendo, si eres consciente de que no puedo vivir sin ti. No quiero que duermas. Despierta, por favor despierta.
Te esperaré, esperaré a que despiertes y vuelvas a decirme que me amas y que quieres estar conmigo para siempre. Esperaré, porque si tú te vas, quiero irme contigo, porque mi vida sin ti, no tiene sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario